Un claro ejemplo de la locura en la conducción se produce a todas horas, todos los días del año, en las carreteras que bordean el nuevo cauce del río Turia. Camiones, autobuses, coches a mucha más velocidad de la recomendada y permitida. IMPRESIONANTE, es de miedo. En vez de una carretera parece una pista de fórmula I.
Si algún día se produce algún accidente fatal todo serán excusas y echar la culpa al conductor que fuera a más velocidad de la permitida. Está claro que sería un culpable, pero también lo serían todos los que han permitido que los conductores hagan lo que les de la gana en esa carretera. Los humanos parecemos idiotas, lo de esa carretera es la demostración de que no estamos tan lejos de las bestias.
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