Como cada mañana, el jardín de la Remonta en el barrio del Cabanyal de Valencia amanece lleno de mierda. Religiosamente, un empleado público lo limpia en silencio.
Grupos de jóvenes, familias aprovechando por las noches la fresca del jardín, paseantes de perros, todos somos en parte responsables de la mierda que se acumula todos los días. Menos patriotismos baratos y menos clases de religiones inservibles, y más clases de educación y respeto, y cuya nota vaya a la media escolar.
Vivimos en el siglo XXI y ensuciamos más que nunca. Me reafirmo en que el ser humano es un cerdo (y que me perdonen los cerdos).
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