03 julio 2006

RESPETO Y EDUCACIÓN la asignatura pendiente 2

Si toda la energía que utiliza la gente protestando por el carnet por puntos, lo utilizará para conducir correctamente, no habrían casi muertos en las carreteras.
No digo que el carnet por puntos sea el chollo padre, pero la mayoría de los conductores van como locos por las carreteras, tal vez si que haga falta que más de uno vaya a la cárcel.
Lo que tengo claro, es que antes del carnet por puntos había una legislación que no permitía la locura al volante, y sin embargo se cometían. El Estado debe ir mucho más allá del carnet por puntos. Se deberían prohibir los coches que alcanzan los 200 kms. por hora, se debería prohibir el paso de grandes camiones por ciertas carreteras, se debería favorecer el transporte por tren o avión (tanto de personas como de mercancías).
Otro caso es el de los extranjeros, el que tenga una multa de tráfico sin pagar se le tendría que prohibir la salida del país, por ejemplo, no sé.
Transcribo un artículo escrito por Elvira Lindo en el País:

¡Viva!


ELVIRA LINDO


EL PAÍS - 28-06-2006

Por tantas veces que he pasado miedo sin atreverme a pedirle al conductor que fuera más despacio; por el poco prestigio que tiene ir despacio y respetar los límites de velocidad; por la sensación de que los coches son como toros arañando con las patas el asfalto y dispuestos a lanzarse sobre ti si no llegas a la otra orilla a tiempo; por la de veces que los peatones tienen que regresar a la acera porque hay conductores para los que los pasos de cebra no significan nada; por tantas ocasiones en las que he visto cómo un conductor joven y agresivo le tocaba el claxon a un viejo conductor más lento y le mandaba al asilo; por los incontables momentos en que sonó el célebre grito "¡a fregar!"; por esos perturbados que salen furiosos del coche dispuestos a matar a alguien; por todos aquellos que mataron a alguien y pudieron seguir conduciendo; por el tío que hacía sonar el claxon en plena noche porque un coche en doble fila no le dejaba salir; por el otro, que llegaba como si nada y para sorpresa de los que observábamos desde el balcón no se recriminaban nada entre ellos, muy al contrario, se comprendían, y a los vecinos que les dieran por saco; por esa afición al pito (con perdón) que tienen los conductores españoles; por la libertad que tienen para tocarlo cuando les sale del pito; por todos los bebés a los que resulta imposible pasear por el centro de muchas ciudades españolas, que están al servicio de los coches; por esas aceras ridículas que obligan a los peatones a ir pegados a la pared como el hombre araña; por todas las personas discapacitadas, por todos los ancianos que muchos conductores eliminarían del paisaje urbano con tal de que su circuito no se vea entorpecido; por ese chulo que presume de sus tiempos récord de una ciudad a otra; por esos padres de familia descerebrados a los que ves jugar a las carreras con los niños dentro; por los que se ponen ciegos y ciegos van al volante; por todos aquellos que se aprovecharon de nosotros, pobres peatones, que no tenemos más que piernas para correr y brazos para protegernos el rostro: ¡Viva el carnet por puntos!