25 febrero 2008

A vueltas con los insultos

Utilizar la televisión pública para insultar a los demás es símbolo de que algo no funciona en la televisión pública. Si esos insultos son repetitivos hacia el mismo sector de personas, ya es símbolo de fascismo y prepotencia.
El tal Dávila, persona culta donde las haya, utiliza el insulto para descalificar a sus oponentes. Ahí esta su cultura. Según lo que dijo en el programa pagado con dinero público, si pudiera muchos estarían en la clandestinidad (habría que preguntarle si en la cárcel o asesinados). Con personas así no hace falta mirar a otros lugares como Irán o Arabía Saudí.
Tampoco me parece mal que diga lo que quiera desde su púlpito (para eso existe la libertad de expresión que él suprimiría). Lo que me parece totalmente vergonzoso en que lo diga desde la televisión pagada con los impuestos de los valencianos, que se supone democrática y respetuosa. Pero claro, se presupone.
Postdata (irónica)
Es una suerte para la derecha que no haya ningún homosexual en sus filas, porque que te insulten de esa manera es para dejar el partido.
Actualización 29-02-2008, hoy nos encontramos con que un grupo de periodistas, encabezados por Dávila, han creado una plataforma por la convivencia y la libertad. Desde estas modestas líneas sólo puedo que partirme de risa, ya que deberían haberse llamado "Plataforma por nuestra convivencia y nuestra libertad". A mi, vuelvo a repetir, me parecen muy bien sus ideas. Lo que no me parece bien es que insulten y mientan desde la televisión pública.
Parte del manifiesto dice: Creemos en el pluralismo político y en el profundo respeto a la diversidad de ideas y opiniones como cimiento mismo de la democracia (respeto??????????)
Otro de los firmantes es Urdaci. Durante el período en que dirigió los informativos se produjo la primera condena por manipulación informativa de un medio público en España, al ser denunciada Televisión Española por el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) por haber manipulado las informaciones en favor del gobierno antes y durante la huelga general del 20 de junio de 2002, durante el segundo mandato de José María Aznar como presidente del Gobierno.
Gracias a que vivimos en un país democrático, en el que convivimos (la mayoría de los españoles no vivimos con el miedo de los hijos de puta de ETA), en el que hay diversidad de ideas y en el que hay libertad, podemos votar a más de 20 diferentes partidos políticos, con ideales diferentes.