28 agosto 2008

Fórmula Uno en Valencia

Nunca sabremos los gastos o beneficios que ha supuesto la carrera de Fórmula Uno en Valencia. Nunca sabremos quienes se han enriquecido a costa de la carrera (a parte de Ecclestone, Agag, Aspar, Roig...).
Nunca oiremos a los restauradores de la playa del Cabanyal-Malvarrosa-Patacona, sobre la baja afluencia de público ese fin de semana.
Nunca nos subirán los sueldos gracias a estos eventos.
Tampoco lograremos que el tiempo de espera de la sanidad se reduzca al mínimo. Ni acabaremos con el paro, ni con la crisis.
No puedo negar que estos eventos reporten grandes beneficios a unos cuantos, no puedo negar que publicite nuestra ciudad en el exterior cara al turismo.
No puedo negar que a la mayoría de los valencianos-as les encanta el paripé de tener una ciudad turística donde una cerveza nos cueste tres euros. Una ciudad que devoré su huerta. Una ciudad en la que en ciertos barrios no se pueda dormir por la cantidad de guiris borrachos que se creen que la calle es su suya.
No puedo negar que a la mayoría de mis vecinos les encante tardar una hora en atravesar la ciudad. Y que les cuesta una hora recorrer cinco kilómetros para entrar en la ciudad por cualquier carretera.
No puedo negar que a la mayoría les importe un comín que la red de carril bici funcione de pena.
No puedo negar que a la mayoría les de lo mismo que no hayan ayudas para las personas necesitadas. Que las residencias de personas con dependencia se tengan que pagar con los ahorros familiares (quienes los tengan).
En fin, me pueden parecer mal los grandes eventos, pero me aguanto si lo quieren la mayoría, al fin y al cabo los hacen el Pp como los podía hacer el Psoe (para muestra un botón, la Expo de Zaragoza por ejemplo). Lo que me molesta es que se venda como lo más maravilloso del mundo. Lo que me molesta es que la mayoría de los valencianos-as se crean al pie de la letra lo que les dicen desde Canal Nou.
Y prefiero mil veces ir a urgencias y que me atiendan en seguida, que tener a todos los famosos de pacotilla paseando por mi calle. Prefiero pasear con la bicicleta tranquilamente por mi ciudad, que sortear trescientos hoteles de lujo.
Os recomiendo un paseo por Testigo Accidental

Actualización 01-09-2008 Orgull valencià i País perplex, os invito a que lo leáis
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Cambiando de tema, estoy de Rusia, Estados Unidos, China y compañía hasta los huevos (y perdonen por la chabacanería): Rusia prueba un misil intercontinental capaz de atravesar un escudo defensivo, ¿cuándo se dedicarán las grandes potencias a probar armas contra el hambre, la pobreza, la falta de agua, contra los incendios, contra la enfermedad....?

20 agosto 2008

La violencia contra las mujeres, la sinrazón de los miserables.

Por su impresionante testimonio, transcribo el artículo de Hernan Zin en su blog de 20 Minutos. (Para que luego miserables como Dragó piensen las cosas antes de decirlas).

“Iba con mi hermana en un autobús cuando nos pararon unos militares. Toda mi vida había ganado dinero como comerciante. Compraba cosas en la ciudad y las vendía en mi pueblo, en la provincia de Uvira, así que viajaba mucho”, se sumerge en sus recuerdos Mungere Arhalimba Zagabe.

“Estábamos en una zona de mucha vegetación, cerca de la frontera con Burundi. Nos ordenaron que bajáramos y nos sacaron todo lo que teníamos. Uno de ellos miró a mi hermana, que es más joven que yo, y dijo "esa es muy guapa"”, continúa con la narración Mungere, que tiene 47 años.

“Se la llevaron hacia la selva. Y, segundos después, también a mí. Eran ocho soldados hutus. A mí me violaron tres. Los dos primeros se pusieron encima de mí. Cuando terminaban me limpiaban los genitales con la ropa para el que venía después. El último me obligó a darme vuelta”.

Pero el drama de Mungere no terminó allí. Al contrario, el brutal acto de aquellos hombres generó sucesivas olas de dolor, de pérdida, que aún hoy, cuatro años más tarde, se siguen extendiendo, se siguen perpetuando.

La enfermedad

Al regresar a lugar en el que aún se encontraba el pasaje del autobús, intentaron disimular. Pero por el aspecto que traían, resultaba evidente que los soldados las habían violado.

Tras salir del hospital, su marido la abandonó. No podía tolerar la supuesta deshonra de que su mujer fuese abusada sexualmente. Mungere se quedó sola al frente de sus cuatro hijos.

Tiempo más tarde, cuando comenzó a percibir que su salud declinaba, fue al hospital. La peor de las hipótesis posibles se hizo realidad: era portadora del VIH. A los pocos días su hermana se hizo el examen, que también le dio positivo.

Hoy Mungere vive junto a sus cuatro hijos en la barriada de Kadutu, situada en la periferia de Bukavu. Coloca sobre la tierra un bote rebosante de harina de mandioca que, al igual que cientos de mujeres que la suceden y anteceden, ofrece a los transeúntes. Con los 100 o 200 francos congoleños que gana al día a duras penas logra alimentar a su familia.

La miseria

Visito en varias ocasiones la escueta chabola, carente de luz o agua, en la que Mungere subsiste junto a sus niños. Aunque, en realidad, los 10 dólares que paga al mes de alquiler, sólo le dan derecho a una de las habitaciones y al salón. El otro cuarto lo ocupa una mujer.

El primer día la invito a almorzar junto al traductor y al chófer a Mama Kindja, un lugar tradicional del centro de Bukavu. Pide carne y fufú (pasta de casava, similar al ugali de Kenia o Uganda).

“Si pudiera comer así siempre en dos días me curo del sida”, comenta con ironía. Acto seguido coge las sobras de los platos y las coloca en una bolsa de plástico que lleva en el bolso.

Entre los extranjeros no resulta extraño quejarse de la comida africana, y de la del Mama Kindja en particular. “Estos pollos parecen que han muerto de inanición”, comentó un día alguien en alusión a la carne huesuda, nerviosa, que suelen servir.

La muerte

Le pregunto a Mungere si sus hijos están al tanto de que tiene sida. “Por supuesto”, me responde. “Ellos me ayudan cuando estoy mal, cuando no tengo fuerzas”. Selemani, el mayor, tiene 16 años. Es el encargado de ir a buscarle los antirretrovirales al dispensario de la sección holandesa de Médicos Sin Fronteras.

Ella tiene muchas esperanzas puestas en él, en que acabe los estudios y se haga cargo de sus hermanos cuando ella fallezca. Responsabilidad que parece superar a Selemani. “Nuestra madre lo es todo para nosotros. No sé qué vamos a hacer si algún día nos falta”, afirma.
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Este es sólo un ejemplo, en su blog podréis ver otros, y recordar "el desconocimiento da la felicidad, pero no elimina las injusticias en el mundo, algún día nos puede pasar a cualquiera de nosotros"

19 agosto 2008

Libertad de Expresión de Fernando Sánchez Dragó

Dragó: "No me importaría jugar un rato con la Pajín, me conformaría con lo que su apellido sugiere"

Si eso es libertad de expresión, supongo que también será libertad de expresión decir que ese señor es un idiota y un pederasta reprimido. Mentalidades así son las que obligan a las mujeres a llevar burka en Afganistán, las que permiten casar a niñas con viejos miserables, es la mentalidad del asesino machista, la mentalidad de la religión misógina. Si apoyar a Eta es apología del terrorismo, lo de este misógino pederasta ¿qué es?.

Estoy harto de los machitos reprimidos. Me dáis asco. Gracias a gente como vosotros el mundo es una auténtica Dragó, perdón, digo mierda.

18 agosto 2008

Clases de repaso

En un intermedio de las vacaciones estivales, vale la pena pegar un repaso a la situación que me rodea.
Internacionalmente el desenfreno deportivo que vivimos los amantes de las retransmisiones deportivas. El deporte como fachada que separa la verdad que sufren muchos chinos.

Nacionalmente la crisis que sufrimos, es mi periplo vacacional he visto hoteles llenos, cartas de menús carísimos, viajes con tarifas por las nubes, y playas llenas, museos llenos, mercaditos llenos, Corte Inglés lleno.... Pienso que los empresarios hoteleros y dedicados a la restauración no deben tener tanta crisis al ver los precios me tienen. Tomar una mísera caña de cerveza por más de dos euros me parece irritante y de una gran desfachatez, luego se quejarán de que la gente va con las cervezas de casa (y aún asi los chiringuitos sin sitio a no ser que reserves con antelación).

También nacionalmente avisar a Pedro J., Rosa Díez y compañía que se den una vuelta por los lugares turísticos de la costa de la península y de las islas, para que se den cuenta donde peligra el castellano. Es incomprensible que en tu país no puedas leer una mala carta en castellano, o en Valenciano.

Municipalmente, más de lo mismo, el Cabanyal tan abandonado como siempre, tanto en lugares amenazados por la avenida como en lugares no amenazados (sólo hay que darse una vuelta por ejemplo por el jardín de la Remonta).

En fin más de lo mismo

01 agosto 2008

Cuando la tradición es una mierda

A todos aquellos "intelectuales", y no intelectuales que critican a los que atacamos los maltratos animales o que defendemos la igualdad hombre-mujer, o que criticamos a la jerarquía católica, diciendo que no nos atrevemos a criticar a las salvajadas religiosas musulmanas, sólo les puedo decir que la tradición cuando representa maltrato humano o animal, no deja de ser una mierda.
Una mierda era la tradición de llevar a africanos a América como esclavos, como una mierda era la tradición de tirar a los cristianos a los leones, como una mierda son las tradiciones de los pueblos españoles donde se maltratan animales, como una mierda es perseguir a los que tienen animales domésticos, como una mierda es la tradición de considerar a la mujer como un ser inferior, como una mierda es seguir la tradición de la ablación. No se trata de pueblos, o de religiones, se trata de respetar a los demás, de respetar la vida. Yo no puedo criticar que para una mujer su ilusión sea cuidar a su familia, como no puedo criticar que se rece a una cruz, o que no se pueda representar la imagen del Profeta, cada uno se las ventile con sus creencias o gustos. Lo que no puedo entender es que me obliguen a llevar un burka, o que se pueda torturar a un toro en nombre de la tradición.
El mundo está loco, y los seres humanos cada día somos peores.
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11-11-2008
Os dejo este artículo de CARTA A UN TORERO
Me ha llegado por casualidad. La he encontrado publicada en un periódico que editan los alumnos de un colegio de Madrid al final del curso. Su autora se llama Lorena, y tiene 17 años. La titula: UNA CARTA, y dice así:

Para el Sr...:
No quisiera robarte mucho tiempo. Sin embargo, quería escribirte para preguntarte ciertas dudas que me han surgido a raíz de la faena de esta tarde.
Ha sido una actuación espléndida. El animal ha muerto rápido. ¿Ocurre siempre así? Perdona, en realidad no pretendo preguntar por tu trabajo. Pretendo, si me lo permites, preguntar por tí.
Me gustaría saber si tu trabajo te realiza. Si realmente es tu vocación hacer de la muerte del toro un espectáculo. ¿Qué es lo que más te enriquece? ¿La fama o el honor? ¿Y son sólo tuyas? Lo digo porque, al fin y al cabo, en la plaza tienes junto a ti a rejoneadores, banderilleros, picadores...y más gente que te ayuda a acabar con un solo toro. Entonces, ¿por qué la gloria te la llevas siempre tú?
No me malinterpretes, no quiero hacer preguntas indiscretas. Si te planteo estas cuestiones es porque eres el único que puede solventarlas.
Por ejemplo, una paradoja que se me plantea constantemente. Algo en que me he fijado, es que tú, como muchos de tu profesión, eres cristiano, y supongo que practicante. Al menos, antes de salir al ruedo te encomiendas encarecidamente a tu Virgen. Pero no crees que Dios sea el único que decide quién vive y quién muere. Y por cada vida que te llevas, ¿estás más cerca del cielo? No he estudiado Teología, pero por lo general, en la mayor parte de las religiones, la sangre no ayuda a lavar los pecados. ¿Y de verdad Dios te permite que mates gratuitamente?

¿Cuánta sangre hace falta para ganarse el cielo?

No me puedo creer que nunca os hayáis planteado el dolor que causáis. ¿O es que pensáis que no pueden sentir dolor? No, es imposible. Tenéis que saber que sufren.
¿Cómo podéis cargar con eso? ¿Cómo podéis dormir?
¿Cómo podéis volver a hacerlo una y otra vez?
Aunque matar al toro es necesario, claro está. Aunque sobreviviese, ya no serviría para torear. Sólo algunos, aquéllos que demuestran mayor fiereza, son librados de la muerte para continuar con la estirpe sintética que la raza humana ha forjado. Para continuar esa raza cuyo único fin es luchar. Y morir luchando. Por eso tú le ofreces esa oportunidad, ¿verdad?
Porque la tauromaquia es una penosa excusa para que el ser humano pueda realizarse y asegurarse a si mismo su supuesta supremacía en la cadena trófica.
Pero hay algo al parecer, que no habéis pensado.
Y es que la sangre no te convierte en un hombre.
Ni te da valor.
Y tampoco honor. Muchos se plantean si te lo quita.
Porque la sangre mancha, y no puede ser limpiada.
Hay mucha gente cuyo trabajo es matar; para alimentarse, para vestirnos. Nuestra especie es así.
Pero la principal diferencia es que tu trabajo consiste en ser asesino declarado, orgullo y símbolo del país, verguenza internacional.
La cultura y el arte no pueden ir vinculados a la sangre. Por eso espero que no sean las respuestas que des a la última y más importante de las preguntas que te planteo.