Es el editorial aparecido en un diario del régimen iraní, del régimen de miserables asesinos, de miserables machistas, de miserables dictadores, de miserables misóginos.
Carla Bruni es actriz, primera dama de Francia por razones de matrimonio, pero ante todo es mujer. Y es una mujer libre, LIBRE. Ese es el pecado de Carla Bruni, ese es el pecado de la mayoría de mujeres occidentales: que SON PERSONAS LIBRES QUE CON SU VIDA PUEDEN TOMAR DECISIONES.
Por lo tanto todo es un problema de envidias. Los misóginos asesinos no pueden tolerar que una mujer sea libre. No pueden tolerar que una mujer sea más inteligente que ellos.
Desearía que el régimen iraní hubiera descalificado esas palabras, pero eso no sucederá, bien sabemos todos que es una dictadura feroz sustentada por una divinidad inventada por hombres.
Vuelvo a repetir que nunca, nunca pueden mezclarse ese tipo de religiones con nuestra cultura, pues sólo puede llevar al final de la libertad de la mujer.
Por cierto, odio a todos los occidentales que siguen el juego misógino y machista, pues me parecen peor que los propios asesinos iraníes (es tan culpable el que dispara como el que lo tolera).
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