Yo creía en Microtis porque mis padres eran microtitas y me educaron en esa religión, la única verdadera, la única que podía regir los destinos del universo.
Pero un día desperté, y resulta que mis padres creían en Dios, y así me educaron desde entonces. Yo pensé que el microtitismo lo había soñado, así que tenía que respetar las creencias cristianas paternas.
Pero llegó otro día y mi madre me despertó. Llevaba un pañuelo cubriéndole el pelo. Mis padres eran musulmanes y así me educaron a partir de ese día. Yo pensé que el microtitismo y el cristianismo había sido un sueño, y que tenía que respetar las creencias islámicas paternas.
Y eso me pasó tantas veces como religiones había en la Tierra, pero un día desperté y deje de creer en lo mismo que mis padres, y creé una religión en la que el omnipotente Cacutio se casaba con mil vírgenes para crear al ser humano, que era puesto en un cesto en un río, y era recogido aguas abajo por un hombre que cubría el pelo con un pañuelo mientras su marido ofrecía uno de sus brazos como sacrificio a un extraterrestre con forma de mamut que sostenía el mundo sobre uno de sus cuernos.
Y miren ustedes como al final de la historia, mis hijos optaron por continuar mis creencias, ya que para ellos eran las únicas verdaderas e inmutables.
Por cierto si donan parte de sus ingresos a mi iglesia les prometo que cuando mueran se cumplirán todos los deseos pedidos durante su vida.
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