16 marzo 2008

Cabanyal

En episodios como la sentencia del Supremo sobre el Cabanyal, en la que no han querido entrar en el fondo de la cuestión, observamos varias premisas fundamentales para entender el comportamiento del ser humano.
No entraré a valorar el comportimiento de la mayoría, en un sistema democrático, debemos aceptar lo que piden las mayorías, pero si realmente queremos vivir en un sistema democrático, hay muchas cosas que están por encima de las mayorías. El respeto a la vida es la más importante. Otra es el respeto al diferente. El respeto al patrimonio...
Rita Barberá se apoya en la gran mayoría de personas que le han votado en el Cabanyal (y en Valencia) para decir que el proyecto de la prolongación de Blasco Ibáñez es lo que quiere todo el mundo. También todos queremos vivir del cuento, y no por eso Rita nos complace.
En el asunto que nos atañe, la justicia ha dictaminado por fin, que Rita y su mayoría pueden hacer este proyecto urbanístico destructor. Pero ni la justicia, ni la mayoría pueden hacer que el estado robe a los vecinos de una manera miserable. Y eso es lo que se está haciendo en el Cabanyal.
Cuando la defensa del patrimonio ha quedado derrotado popularmente, políticamente y judicialmente, ya no cabe más defensa. Diez años de lucha son muchos años. Ahora empieza la lucha privada, la lucha por cada ladrillo, por cada familia.
Emplazo a la mayoría, a la clase política y al mundo judicial. Si lo que se intenta es robar a los vecinos habrá lucha por diez años más. Si mañana dicen que habrá vivienda por vivienda sin ningún perjuicio para los vecinos, la avenida estará hecha en un año. No se puede pretender que el coste de la avenida se vuelque en los propios vecinos afectados.
Tiempo al tiempo
Otro comportamiento del ser humano es del odio con el que se puede llegar a vivir. Mucha gente en el Cabanyal están deseando que tiren a sus propios vecinos de sus casas. Y eso me indica que el respeto hacia los demás es una batalla perdida en el ser humano.

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