Uno ya se empieza a hartar de la dichosa crisis, y no ha hecho nada más que comenzar. Estoy harto, digo, porque esta crisis a quien más repercute es a los trabajadores, a los que tienen un pequeño comercio, a los parados y a los jubilados, mientras que los políticos, ejecutivos de empresas y empresarios (estos en su mayoría) la crisis les va a impedir que en vez de trillones sólo ganen millones (es una exageración pero para dejar el ejemplo bien clarito).
Vamos a ver, si se quitarán todas las comisiones a los miles de políticos con cargo público que hay en España, se podría pagar perfectamente la crisis, sin tan siquiera tocarles un euro de su sueldo.
Esto ya empieza a resultar vergonzoso, las grandes empresas y bancos que han generado esta crisis, son los que se están llevando las grandes subvenciones del Estado. Los bancos centrales mundiales rebajan el precio del dinero, para que los grandes puedan mover el dinero, y mientras tanto el euribor, índice de referencia de los préstamos españoles suben.
Y luego me vendrá Solbes diciendo que esto no repercutirá en los españoles, venga ya, que el petróleo hace mucho tiempo que está bajando sin que bajen las gasolinas, que el precio del dinero sigue bajando y suben los intereses de los préstamos. Que los cereales han bajado por debajo de los índices del año anterior, y en los comercios y en las granjas de animales no se ha notado ni un ápice.
Esto y mucho más nos desayunamos todos los días, es la gente en la calle quien está haciendo frente a la crisis, pagando mucho más que se pagaba hace un año, sobre estar todo muchísimo más barato. Alguien se está haciendo de oro con esta crisis, y a esos se les tendría que meter en la cárcel junto al ratero del supermercado.
Basta ya hombre, basta ya de tomarnos el pelo.
Y como dijo Gabilondo: "Hace unos meses, poco antes de que empezara el descalabro, Bush se negó a firmar una ley que ofrecía cobertura médica a nueve millones de niños. El costo le pareció inasumible. Eran cuatro mil millones de dólares. Ahora ha firmado 700.000 millones para sostener el edificio financiero. Que no se nos olvide: el gigantesco esfuerzo que están haciendo los estados -o sea, todos los ciudadanos- debe servir para que exijamos un nuevo orden de prioridades. Otras políticas"
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